La nueva versión de la consola Xbox One, el Xbox One S ya está apenas llegando a las casa de mucho y esto es lo que los colegas de iFixit lograron descubrir si Microsoft la pegó o no con la optimización de la consola original.
Esta semana, los técnicos de iFixit se dieron a la tarea de jugar y desnudar a un Xbox One S, como nueva expansión al Xbox One original y ser apetecible para los que pudieron adquirir un televisor de 4K, pero ¿vale la pena?
Pues lo bueno de todo es que aunque no tenemos un SSD, lo primero trascendental que hay que confirmar es que, por lo menos el modelo de 2TB, (mientras que el de 1TB y la variante de 500GB posiblemente llegaran a tiempo para la temporada navideña) y vemos un disco duro Seagate Spinpoint M9T con 5400RPM, para algunos aficionados un poco lento, pero recuerden, mientras más revolución, más energía la consola gastara.
Originalmente, el Xbox One vino con un disco duro con SATAII un poco atrasado para hoy en día en paralelo con la computación moderna.
iFixit quedo satisfecho con el modelo modular con el que se ensambló los componentes del mismo y que no requieren de herramientas propietaria, ahora, no logró un punto perfecto por el único hecho que actualmente Microsoft no ha puesto oficialmente el reemplazo del disco duro fuera de los términos de su garantía.
Por otro lado, también se probó las capacidades del procesador del Xbox One S, que es actualmente un procesador personalizado por Microsoft que llega a los 914MHz, un 7.1% más rápido que el Xbox One original.
Y se realizaron unas pruebas por Digital Foundry de Eurogamer, donde se confirmó que aunque si hay diferencia entre procesamiento, las diferencia a penas se perciben en la métrica de 30fps con un aumento de 9fps en casos particulares, así que en conclusión, no te pierdes de muchos si ya tienes uno y el Xbox One S debería ser llamativo para los que nunca han tenido uno.
