Realmente las pruebas de velocidad como estas, no necesariamente concluyen nada. Realmente el teléfono más rápido es el que mejor le funcione a cada usuario. Sin embargo, a veces hay que resaltar un poco este tipo de cosas, pues la diferencia en hardware entre un equipo y otro es muy marcada en este caso.
En esta ocasión, tenemos al Galaxy Note 7 que se mide ante el más pequeño de los iPhone, el iPhone 6s. Para dejar claro, el iPhone 6s tiene solo 2GB de RAM, un procesador de dos núcleos y una resolución de 1334×750. El Galaxy Note 7 tiene 4GB de RAM, el doble del iPhone, un procesador de ocho núcleos, más de la mitad de lo que el iPhone 6s tiene y su pantalla tiene resolución de 2560×1440. Aunque hay una ventaja marcada en cuanto a hardware se refiere para el Note 7, hay unas desventajas también. El iPhone corre iOS, un sistema operativo que está optimizado y hecho específicamente para este equipo. El Note 7 corre Android y TouchWiz encima de esa interfaz. Esto pone en desventaja al de Samsung pues no tienen el control de cómo Android se va a desempeñar en los equipos.
En la prueba el iPhone 6s destrona al Note 7 abriendo aplicaciones. Todas abren más rápido que en el Note, incluso, la persona va abriendo la próxima aplicación en lo que el Note 7 aún sigue abriendo todavía la primera. Es evidente que el equipo de Apple está mucho más optimizado sin necesidad de poner un montón de memoria y procesador dentro del equipo.
Esta prueba es interesante porque es basada en el mundo real, el día día de cómo se utilizan los equipos. Al final del día, nosotros estamos todo el tiempo abriendo y cerrando aplicaciones.